Estudiante sacando datos con una regla

Ingenieros humanistas, literatos y poetas

Ingenieros poetas, sería como si ingenieros y científicos fuéramos también literatos y poetas, Genial ¿no? Y qué bueno si historiadores y filósofos fueran apasionados por la tecnología y las matemáticas. La amalgama entre métodos rigurosos y sensibilidad artística nos hace a todos mejores personas y profesionales. ¿Qué tanto más conocidas serían las leyes de la física newtoniana si hubiesen sido redactadas por Shakespeare?

Los grandes pensadores son quienes trazan la visión y el rumbo de la sociedad a través de las disquisiciones que presentan, y son las ciencias el instrumento para ejecutar dicho rumbo. Son los humanistas soñadores quienes siembran las aspiraciones y son los ingenieros y científicos quienes convierten tales sueños en soluciones y artefactos. Necesitamos herramientas para resolver las preguntas de nuestra existencia, pero necesitamos primero la imaginación que nos permita formularlas. Adicionalmente, siendo el arte el único lenguaje universal, debemos aprender a utilizarlo de forma más efectiva para difundir el conocimiento de las denominadas ciencias duras.

Es entonces un falso dilema el que fue noticia en días recientes con ocasión de la entrevista realizada al notable periodista argentino Andrés Oppenheimer, en donde se planteó la necesidad de que América Latina priorice la formación técnica sobre la humanística. Falso dilema que no construye, pues no solo es cierto que una sociedad funcional requiere de ambas en similares cuantías, sino también porque encontrar tal balance a nivel personal nos hace actores más útiles de dicha sociedad.

Por ejemplo, la vida profesional de un ingeniero se encuentra llena de edición de reportes y preparación de presentaciones para diversos públicos. Saber comunicar su experticia es cada vez más importante, convirtiéndose hoy en un requerimiento para el éxito. Esto incluye contar con sentido estético de su quehacer, la habilidad de conectar con su audiencia y la permanente búsqueda de la mixtura óptima de palabras e imágenes para transmitir su mensaje. Y si hablamos de alguien con ambición de liderazgo, lo anterior debe venir acompañado de la facultad de inspirar y entusiasmar. Todo esto parece muy similar a las competencias que deben tener un artista plástico, un escritor o un músico.

En la interpretación personal de este apasionado de las letras, la poesía es la manifestación del talento para abordar y describir la realidad, no solamente con mejor ritmo y verso, sino también con mayor precisión y detalle. Tales textos pretenden convertir un conjunto de palabras en sentimientos con el fin de que el lector se conecte y vincule con los pensamientos del autor. En un contexto no muy distinto, similares propósitos se persiguen en un artículo científico que presenta la metodología y resultados de una investigación.

En síntesis, las humanidades dan alcance a lo técnico mientras lo técnico materializa el mundo que forjan las humanidades. No debemos separar lo que por naturaleza es simbiótico y complementario, sino aprender a articularlo y potenciarlo. El eventual contexto de una Colombia en posconflicto se constituye en el más grande desafío en tal sentido. Que artistas y humanistas sean medio para la reconciliación, la memoria y el perdón mientras dejamos a la tecnología la tarea de cerrar brechas igualmente importantes para la paz, como la ampliación de la infraestructura y la cobertura universal de servicios básicos.

Publicado en El Tiempo.com

Eduardo Behrentz